Las lagrimitas de pollo son ese tipo de comida, que siempre pedimos a los más peques cuando salimos de casa, porque sabemos que no le pondrán ninguna pega y se lo comerán sin rechistar. Pues con este toque crujiente y esta salsa ranchera, daremos un triple salto mortal sin red y se volverán imprescindibles en nuestras cenas.