Pre-calentamos el horno a 200º.
Forramos una bandeja de horno con papel de hornear.
Cortamos el calabacín en rodajas finas de 1-2 mm.
Las ponemos en un bol, las cubrimos con la leche y dejamos reposar durante 10 minutos.
Rallamos el queso, le agregamos el pan rallado, el ajo en polvo, la sal, la pimienta y mezclamos bien.
Rebozamos las rodajas de calabacín con la mezcla anterior y la colocamos en la bandeja preparada.
Horneamos durante 15-20 minutos hasta que las chips estén doradas y crujientes.
4 raciones